domingo, 31 de diciembre de 2006

Un brindis al sol

Finaliza un año más entre escombros y sogas al cuello.

Estos doce meses han sido más o menos como los anteriores y, seguramente, en poco diferirán de los doce siguientes. Un discurrir de minutos y segundos hasta que todo, finalmente, se consuma como una cerilla. Lo demás es egocentrismo.

Brindo por la humanidad y sus patéticos intentos por perpetuarse. Brindo por una de sus últimas estrategias para conseguirlo: el amor.

martes, 26 de diciembre de 2006

Dios

De nuevo la realidad acude al rescate. Con cierta estupefacción he observado cuan dispar ha sido la trayectoria de los dos últimos temas de este blog.

El relativo a las cuestiones capilares femeninas, y por extensión a las mismas mujeres, ha pasado más o menos desapercibido cuando, entiendo yo, el asunto se prestaba a mayor debate –por el calado de la cuestión– que, por ejemplo, ¿el asturiano? Deduzco por ello que o bien el personal no tiene una opinión formada la respecto o bien la que tiene es difícilmente defendible.

En la Nochebuena se me presentó un dilema: pasar la noche en un bar de moda de esta ciudad o ver la Misa del Gallo desde San Pedro del Vaticano. Me decanté por la segunda opción.

Tengo que decir que en cuestiones de estilismo Benedicto XVI está años luz de Juan Pablo II. La casulla que llevaba era de un color oro apagado absolutamente impresionante. La luz se reflejaba en la pieza haciéndonos partícipes de la enorme calidad del tejido pero sin caer en la vulgaridad refulgente. Un diez. Ya demostró el pasado invierno con el lucimiento del camauro –una especie de sombrerito rojo con ribete blanco de armiño, al estilo Papá Noel– que tenía un gusto estético personal y formado.

Luego estaba el escenario. Un lugar como San Pedro del Vaticano justifica por sí mismo la existencia de la religión católica. Esos mármoles, ese impresionante baldaquino, esa cúpula. Tengo que ir a Roma pronto.

En las primeras filas y comulgando de la mano de Ratzinger, la nobleza italiana de chaqué, banda y toisón. Atrás, y recibiendo el cuerpo de Cristo de manos de los subalternos, el populacho, ejerciendo, cámara de fotos en mano. ¿Habrá cosa más grosera que sacar el móvil en San Pedro del Vaticano para fotografiar al Papa como si se tratara de Ronaldinho? En fin, hay cosas que nunca cambian. Como bien decía Bienvenida Pérez en Salsa Rosa “Se puede sacar al hombre del pueblo pero no al pueblo del hombre”.

Viendo la ceremonia me asaltó una duda. ¿El Papa y la curia vaticana creerán en Dios y en sus propias prédicas? Después de meditar un buen rato llegué a la conclusión de que es ciertamente imposible; al menos en la concepción de Dios que interpreta la Iglesia católica y no la que se fabrica cada católico a su gusto.

Mola ser el Papa.

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Extremo centro reaccionario a la par que sensible

Unos cuantos comentarios políticos a vuela pluma…

Creo que las empresas públicas son generalmente ineficaces y mantengo que en la empresa privada, por contrario, la falta de eficacia es sancionada por el propio mercado. Creo en la eficacia, ergo creo en la empresa privada. Creo en una sanidad y una educación públicas. La política de subvenciones, especialmente en el campo “artístico” genera monstruos: ni una peseta de mis impuestos (utopía) al cine español o los artistas plásticos locales, por poner un ejemplo. El talento siempre prevalece. Creo que las políticas educativas de los gobiernos de Felipe González, no atajadas convenientemente por los gobiernos Aznar, desmantelaron la educación pública. La enseñanza primaria y secundaria propiciada por la LOGSE ha fabricado una generación de completos analfabetos –llegando a extremos de paroxismo como la promoción obligatoria de curso­– mientras que la enseñanza universitaria pública se ha convertido en un residuo de titulaciones sin valor. ¿Cuántos licenciados universitarios conocen que no se dedican al campo para el que se habían formado? Creo que, tras la caída de la política de bloques internacionales y –con matices­– los resultados positivos de los modelos democráticos liberales de la Unión Europea, los partidos de la izquierda tradicional, en su búsqueda de nuevos territorios de acción política, y ante la imposibilidad de mantener la doctrina de la lucha de clases, se han visto abocados a abrazar cuestiones que, en algunos casos, rozan el ridículo. Un ejemplo cercano; la co-oficialidad de la lengua asturiana. Para nada me molestan las corridas de toros aunque entiendo que acabarán desapareciendo tarde o temprano por razones obvias. No soy monárquico pero, ya que en España hay una, considero que el legítimo heredero a la corona es Froilán; eso de que la monarquía debe democratizarse además de una paradoja es una estupidez. Creo firmemente, siguiendo los postulados liberales, en el individuo por encima del grupo. Lo de que todos los hombres somos iguales, y demás paparruchas como el mito del buen salvaje, no se sostiene una milésima de segundo. Creo en la igualdad de todos los hombres ante la ley. Estaba en contra de la guerra de Irak, en el caso de que fuera preciso posicionarse. Las manifestaciones contra la guerra de Irak, y otras similares, especialmente si van acompañadas de perfomances teatrales conceptuales de denuncia a cargo de compañías de teatro alternativas, me parecen un lugar común de clase media bienintencionada y bien-alimentada bastante nauseabundo. En las últimas elecciones generales voté al PSOE…

Y así podría seguir ad infinitum. ¿Me lo tendré que mirar?

domingo, 17 de diciembre de 2006

Conspiraciones

Mujeres del mundo.

Sepan que hay una conspiración internacional en su contra y no les queda otro remedio que rebelarse. Todos los supuestos logros de la liberación sexual, me temo, eran simplemente una cortina de humo que, poco a poco, va esfumándose con la connivencia de las propias mujeres.

Hablemos, por ejemplo, de pelos y anatomía. Existe hoy una tendencia bastante generalizada por la rasuración púbica femenina. Si le preguntas a una adepta a este tipo de tortura auto-impuesta probablemente esgrimirá argumentos del tipo “Es más estético / Es más higiénico”. Chorradas.

La segunda opción se cae por su propio peso. Con la primera comienzan los problemas. Tal y como yo lo veo, esta moda, al igual que otra serie de prácticas sexuales absurdas, viene directamente heredada del cine porno moderno, que, por otra parte, escenifica el machismo en su estado más exacerbado, aunque la pobre Celia Blanco no lo sepa. En la pornografía clásica de los 70 las actrices nunca aparecían con el pubis depilado. Eran, sin duda, otros tiempos.

Sexo y relaciones de poder. Una ecuación que, bien resuelta, puede resultar un juego muy divertido. Sin embargo, tras esa idea estética del coño rasurado subyace la voluntad dominadora del macho: el deseo, más o menos consciente, de follarse a una niña. Pero no estoy hablando de pedofilia. Una mujer sin vello púbico es una representación infantil figurada, y una niña es un ser humano sin voluntad, maleable y, por tanto, susceptible de ser sometido a los deseos adultos masculinos.

No he leído nada de literatura feminista pero supongo que este planteamiento estará más que desarrollado en muchos textos. Esta anécdota refleja simplemente la punta del iceberg de una situación que definiría directamente como dramática. Cada día mi yo mujer se espanta ante las cosas que tengo que ver y oír, incluso en los entornos más pretendidamente modernos. Por mi parte, trato de esforzarme por aniquilar los restos de pensamiento machista que, inevitablemente, están adosados a mi equipamiento de serie varonil. Mientras tanto…

Niéguense a ejercer de mujeres.
Niéguense a parir.
Niéguense.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Una de televisión

Soy un gran consumidor de televisión desde mi más tierna infancia. Supongo que son las cosas de ser hijo único. La media de horas que he dedicado durante toda mi vida a mirar la caja de luz –me niego a llamarla tonta, no se insulta a quien se quiere– escandalizaría al Marqués de Tamarón, por otra parte, uno de mis personajes televisivos favoritos. Le conocerán si frecuentan las librerías o el programa del místico renacido Sánchez Dragó.

Sin duda uno de los formatos televisivos más acertados de los últimos tiempos es la saga de los Directo, léase, Madrid Directo y Andalucía Directo –los precursores– a los que ha acabado uniéndose el inevitable España Directo.

Para los lectores no iniciados, que supongo serán los residentes en el extranjero, les resumiré brevemente la fórmula. Siguiendo los postulados que se derivan del análisis situacionista-debordiano, tan pertinentes hoy en día, en los que la información periodística es sustituida por la noticia-espectáculo, un grupo de reporteros se traslada allá donde se produce la susodicha “noticia” para informar en directo de la misma, mientras la conductora del programa, desde el plató, nos introduce con el titular.

El tono general es abiertamente desenfadado. La gente normal –el target objetivo del programa– ya tiene bastantes preocupaciones como para que la tele le acabe de joder el día. A este fin responde una de las piedras angulares del éxito del programa: el casting de reporteros. Todos ellos, singularidades aparte, responden al prototipo de “hijo perfecto”. Han estudiado bien, han sido becarios inasequibles al desaliento y, finalmente, se les ha hecho justicia ante el regocijo de madres y abuelas que, cada tarde, muy ufanas, se sientan ante el televisor para constatar que la suya es una existencia razonablemente feliz.

Y llegamos al corazón del programa: la noticia.

Aparte del necesario carácter espectacular del acontecimiento del que se pretende informar, otro requisito fundamental del programa es que los hechos relatados apelen directamente al cerebro reptil. He leído se denomina así a la parte primigenia de nuestro cerebro que controla los impulsos de procreación, de alimentación y de alerta; es decir, la que le iguala a usted con el majadero de su vecino o con el fundador de la tristemente desaparecida secta Edelweiss. Dejando a un lado el primero de esos impulsos vitales, debido al horario infantil que ocupa en la parrilla de la programación, nos quedan los dos segundos.

Los estados de alerta, entre otros, responden a un estímulo que es pilar fundamental de este espacio: la meteorología extrema. En este mes de diciembre, el inevitable titular es del tipo “Pueblos congelados”. Uno a uno, los reportajes se suceden entre nevadas pertinaces, panaderos que no pueden llegar a su reparto diario en aldeas que se han vuelto inaccesibles, nieves en lugares insospechados como Almería y cosas por el estilo. En los meses cálidos, la noticia serán las temperaturas por encima de los 45º, los cortes eléctricos por culpa del uso masivo de aparatos de aire acondicionado o la sequía que asola a la mitad del país. Resumiendo espectacularmente; ola de frío, ola de calor.

En este punto, y hallándose el sagaz reportero en una pequeña y remota población de nuestra querida piel de toro, a merced de la adversa climatología, es momento para ocuparse del otro impulso vital primario. Toca paseo por la gastronomía local normalmente de la mano de unas encantadoras amas de casa que tienen a bien presentarnos las delicias culinarias de su parroquia y que, debido en buena parte a la hora de emisión del programa, justo cuando empieza a picar el gusanillo de la cena, suele tener unos efectos devastadores. Me pone una de torta del Casar, una de pimientos de Lodosa y una de calderillo bejarano.

A esta sucesión de fogones y ventiscas, se ha sumado en esta última temporada otra sección infalible; los trucos caseros. Ya no tema por esa mancha de tinta en la camisa o esa ralladura en su mueble favorito. Con unas gotas de limón y una tira de manteca de cerdo estará solucionado.

Mi abuela no se lo pierde y yo… tampoco.

Ser de utilidad

La mayoría de mis fantasías
van de hacer que alguien más se corra
La mayoría de mis fantasías
van de ser de utilidad
ser de una simple e innegable utilidad
como un eje
como una vela
como una herradura
como un sacacorchos

To Be Of Use (Smog)

Leí cierta vez que un periodista americano destinado en la Cuba castrista decidió que había llegado el momento de abandonar el paraíso socialista el día en que su hija, al volver del colegio, le preguntó si sabía lo que era el amor. Él, enormemente intrigado, contestó que no. La niña le respondió “Amor es lo que siente Fidel por el pueblo cubano”.

Envidia es lo que siente Jairo por Bill Callahan.


miércoles, 13 de diciembre de 2006

On tilt

Desde hace unos meses juego al póquer en internet. Practico la variante Texas Hold’em que está comenzando a popularizarse gracias a las retrasmisiones televisivas. He leído un par de libros y, aunque no creo que llegue nunca a ser un buen jugador, esos que parecen tocados por la varita mágica del dios de las casualidades, puedo decir que me defiendo correctamente. Mientras intento descubrir cual de las diversas modalidades que se practican en este juego (con límite, sin límite, torneos, sit&go…) se adecua mejor a mis características psicológicas, he ido ganando algo de dinero, lo cual no está mal.

Uno de los primeros conceptos que se deben aprender es a detectar cuando estás jugando mal. En inglés se denomina jugar on tilt –cuya traducción sería algo así como torcido – al estado emocional inadecuado que te lleva a cometer errores que, en el caso que nos ocupa, significan perder dinero.

Se reparten las cartas y te encuentras ante una decisión importante en el juego, probablemente estés decidiendo tu futuro en la partida. Analizas la situación, calculas las probabilidades y, finalmente, arrastrado indefectiblemente por una fuerza inexplicable aún por la ciencia neurológica, optas por la opción equivocada, aun a sabiendas de que lo es. Resultado; el desastre. El buen jugador de póquer es capaz de olfatear las primeras fases del estado on tilt para minimizar los daños.

Aprendan a jugar al póquer.

domingo, 10 de diciembre de 2006

La música del azar

Ocurre a veces que te levantas por la mañana, pones la radio, echas un vistazo por internet, te aburres un rato, sales de casa. En la calle casi te atropella un coche porque aún estás medio dormido. En ese instante te giras y ves un escaparate, entras en una cafetería y pides un café mediano y un croissant. Ojeas el periódico. En la tele, de fondo, el canal Sol Música emite una canción. A tu lado, dos personas mantienen una conversación de la que solamente logras captar algunas palabras inconexas. Al salir te tropiezas con alguien que camina por la calle y que va hablando con otra persona. Cuando se alejan escuchas su última frase entrecortada.

Pasan los días y de pronto parece como si cierto patrón se repitiera consistentemente. Una idea recurrente; una palabra. En la radio, en internet, en la calle, en los escaparates, en el periódico, en el canal Sol Música, en las conversaciones secuestradas. Entonces agudizas el oído y esa reverberación difusa comienza a afinarse. Es la música del azar. Pero esto no lo digo yo, lo dice Paul Auster. En mi caso, esa música últimamente tiene acordes de tango.

Ayer, sin embargo, sonaba a matemáticas. El 8 y el 23 pagaron nuestra cena. Me gusta el casino.

sábado, 9 de diciembre de 2006

Km. 0

Comenzamos.

La primera cuestión que aparece a la hora de comenzar un blog es “¿Y cómo lo título?”.

Después de darle unas cuantas vueltas a la cabeza, el amigo Bill Callahan (Smog) ha acudido a rescatarme. Callahan, del mismo modo que Federico Jiménez Losantos realizó el tránsito desde el comunismo combatiente a la derecha liberal, ha pasado del cinismo que mata y muere a cuchillo (en forma de canciones) a la feliz bobaliconada del amor. Sus últimos discos se han resentido. Hemos perdido una parte del artista y él ha ganado, seguramente, una existencia más pacífica.

Da igual, tarde o temprano volverá. Seguro.

Pues bien, justo antes de su epifanía sentimental cerró el álbum Dongs of sevotion con la canción Permanent Smile. Sin que sirva de precedente, por ser hoy el primer día y por la educación que requieren las presentaciones, paso a reproducir –cual joven bloguero moderno– un extracto de la letra de la canción.

Seven waves of insects make babies in, in my skin
Seven waves of insects make families in my skin
(It's just like animals) It's just like animals that play
And the flesh...flesh...flesh...rotted off my skull
And then I will have earned my permanent, my permanent smile

Sepan que todos –incluido usted que gusta de sumergirse en los abismos de la autocompasión– al final descasarán en paz, con un mueca de felicidad dibujada en su calavera.

La sonrisa permanente.