martes, 26 de diciembre de 2006

Dios

De nuevo la realidad acude al rescate. Con cierta estupefacción he observado cuan dispar ha sido la trayectoria de los dos últimos temas de este blog.

El relativo a las cuestiones capilares femeninas, y por extensión a las mismas mujeres, ha pasado más o menos desapercibido cuando, entiendo yo, el asunto se prestaba a mayor debate –por el calado de la cuestión– que, por ejemplo, ¿el asturiano? Deduzco por ello que o bien el personal no tiene una opinión formada la respecto o bien la que tiene es difícilmente defendible.

En la Nochebuena se me presentó un dilema: pasar la noche en un bar de moda de esta ciudad o ver la Misa del Gallo desde San Pedro del Vaticano. Me decanté por la segunda opción.

Tengo que decir que en cuestiones de estilismo Benedicto XVI está años luz de Juan Pablo II. La casulla que llevaba era de un color oro apagado absolutamente impresionante. La luz se reflejaba en la pieza haciéndonos partícipes de la enorme calidad del tejido pero sin caer en la vulgaridad refulgente. Un diez. Ya demostró el pasado invierno con el lucimiento del camauro –una especie de sombrerito rojo con ribete blanco de armiño, al estilo Papá Noel– que tenía un gusto estético personal y formado.

Luego estaba el escenario. Un lugar como San Pedro del Vaticano justifica por sí mismo la existencia de la religión católica. Esos mármoles, ese impresionante baldaquino, esa cúpula. Tengo que ir a Roma pronto.

En las primeras filas y comulgando de la mano de Ratzinger, la nobleza italiana de chaqué, banda y toisón. Atrás, y recibiendo el cuerpo de Cristo de manos de los subalternos, el populacho, ejerciendo, cámara de fotos en mano. ¿Habrá cosa más grosera que sacar el móvil en San Pedro del Vaticano para fotografiar al Papa como si se tratara de Ronaldinho? En fin, hay cosas que nunca cambian. Como bien decía Bienvenida Pérez en Salsa Rosa “Se puede sacar al hombre del pueblo pero no al pueblo del hombre”.

Viendo la ceremonia me asaltó una duda. ¿El Papa y la curia vaticana creerán en Dios y en sus propias prédicas? Después de meditar un buen rato llegué a la conclusión de que es ciertamente imposible; al menos en la concepción de Dios que interpreta la Iglesia católica y no la que se fabrica cada católico a su gusto.

Mola ser el Papa.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Que gran tema para debatir a fondo en etos tiempos de laicismo, confusionismo credencial, batiburrillo orientalizante y competencia desleal de ONGS y similares. Mientras otras religiones marcan rígidas y sin fisuras las lineas de fe, la iglesia católica lleva desde el Concilio Vaticano II, jugando a desmitificarse. Primero fue la sustitución del latín por las lenguas vernáculas y los sacerdotes abandonaron el rito de oficiar la misa de espaldas a la feligresía. Luego los órganos empezaron a coger polvo y los coros a dejar de cantar y ya, aprovechando que la Transición bajaba revuelta y confundida, la misa se convirtió en una reunión de boy-scouts, cantando, guitarrica en mano el Padrenuestro con la melodía de Los Sonidos del Silencio. Mucho compadreo y buena voluntad para sustituir un rito de siglos. Pompa y boato desaparecieron sustituidos por curas a los que tratar de tú, que lo mismo daban clases de educación sexual (verídico) explicando lo que era un pene y para que servía (eso sí, de forma respomnsable), que bajaban a la mina a hacerse una foto con los huelguistas de turno, que oficiaban una boda por el rito calé. En fin, que las misas pasaron a enrolladas, los curas a colegas, los ejercicios espirituales a pandillas y ligoteo y las clases de religión a debates sobre el nacionalismo, la emancipación de la mujer, la revolución armada, la muy dudosa infalibilidad del Papa y el justo reparto de los dineros y tesoros vaticanos en beneficio de los pobres. Y así andaba la institución de desnortada, y con el difunto Wojtyla viajando más que los baúles de la Piquer. De gira todo el año, talmente como los Rolling. Por fin llegó este buen hombre, rígido defensor de la iglesia como Dios manda (nunca mejor dicho), no en vano fue el encargado de la Congregación para la Fe (o sea la Inquisición), la misma que llamó al orden a los curas rebeldes que andaban por el tercer mundo en taparrabos, asilvestrados y llamando a la desobediencia católica. Benedicto /Ratzinger es papa de una pieza, sin tontunas ni escarceos populistas. No va más allá de Castelgandolfo, ni falta que le hace. Llama al pan, hostia y al hereje, hereje. A las riquezas del Vaticano, tesoro custodiado para la cristiandad, a los homosexuales, aberración antinatura y al aborto, asesinato neonato. Cierto que todo esto lo inició Wojtila, pero su afición viajera y esa manía de mezclarse con las masas le restaba convicción. Benedicto es más contundente, es hombre de trono y ahí debe quedarse. Estamos a la espera de una Encíclica reveladora y definitiva en estos tiempos de sinrazón, algo del tipo "Renovarum et Pensarum et Fornicarum Malvatum et de Suyun Est et non Probarum et Quiem Probarum Condenaurum". Y por cierto, hora es que desfaga la frivolidad de suprimir el Limbo. Que a ver, donde van a ir sino tanto niño sin bautizar.

Anónimo dijo...

Yo también quiero un trabajo que me permita ir a misa si quiero. Por desgracia, el mundo laboral es tan negro y oscuro para mí, que a veces encontrar un empleo me resulta más difícil que a ciertas mujeres.

Saludos al anónimo.

dosdimension dijo...

Buenos textos; gran diseño! Yo estoy a favor del rasurado femenino, no añado más por el momento ;-)

Jairo dijo...

Desde luego Bañuges, a la mínima ya te pones a lloriquear.

Iván Conte dijo...

El anterior Iván no tiene nada que ver conmigo. Lo digo porque no comparto su comentario.

Tema feminismo: A pesar de haber estudiado la crítica feminista y de haberme leído una cantidad suficientemente representativa de autoras femeninas y/o feministas angloparlantes, reconozco que no tengo una postura tomada, un punto de vista, digamos, tan definido como lo tengo con la izquierda. En cualquier caso, esto es una exageración, mis ideas tendré, no puede uno procesar cierta información sin tomar una postura sobre ello, y he de decir que suelo estar lo suficiéntemente de acuerdo con las líneas principales que el feminismo ha venido defendiendo históricamente (teniendo en cuenta, eso sí, que la crítica y teoría feminista es, como la izquierda, todo un mundo en el que las facciones enfrentadas no escasean), por lo que se explica que, estando mayormente de acuerdo con lo que ud. defendía hace dos entradas, yo no dijese nada. Pues nada tenía que objetar. Y de todos modos he de recordar que una de las cosas que más me gustan del post-punk es la presencia creativa de las mujeres.

Sobre el Papa: http://jenesaispop.com/2006/09/14/look-de-la-semana-benedicto-xvi/

Anónimo dijo...

Estoy seguro, querido Jairo, de que si no se hubiese quedado usted en casa viendo la misa por la televisión, hubiese sido yo quien habría tenido que aguantar sus lloros acerca de la música moderna y el comportamiento inapropiado del populacho.

Mis más cordiales saludos.