domingo, 17 de diciembre de 2006

Conspiraciones

Mujeres del mundo.

Sepan que hay una conspiración internacional en su contra y no les queda otro remedio que rebelarse. Todos los supuestos logros de la liberación sexual, me temo, eran simplemente una cortina de humo que, poco a poco, va esfumándose con la connivencia de las propias mujeres.

Hablemos, por ejemplo, de pelos y anatomía. Existe hoy una tendencia bastante generalizada por la rasuración púbica femenina. Si le preguntas a una adepta a este tipo de tortura auto-impuesta probablemente esgrimirá argumentos del tipo “Es más estético / Es más higiénico”. Chorradas.

La segunda opción se cae por su propio peso. Con la primera comienzan los problemas. Tal y como yo lo veo, esta moda, al igual que otra serie de prácticas sexuales absurdas, viene directamente heredada del cine porno moderno, que, por otra parte, escenifica el machismo en su estado más exacerbado, aunque la pobre Celia Blanco no lo sepa. En la pornografía clásica de los 70 las actrices nunca aparecían con el pubis depilado. Eran, sin duda, otros tiempos.

Sexo y relaciones de poder. Una ecuación que, bien resuelta, puede resultar un juego muy divertido. Sin embargo, tras esa idea estética del coño rasurado subyace la voluntad dominadora del macho: el deseo, más o menos consciente, de follarse a una niña. Pero no estoy hablando de pedofilia. Una mujer sin vello púbico es una representación infantil figurada, y una niña es un ser humano sin voluntad, maleable y, por tanto, susceptible de ser sometido a los deseos adultos masculinos.

No he leído nada de literatura feminista pero supongo que este planteamiento estará más que desarrollado en muchos textos. Esta anécdota refleja simplemente la punta del iceberg de una situación que definiría directamente como dramática. Cada día mi yo mujer se espanta ante las cosas que tengo que ver y oír, incluso en los entornos más pretendidamente modernos. Por mi parte, trato de esforzarme por aniquilar los restos de pensamiento machista que, inevitablemente, están adosados a mi equipamiento de serie varonil. Mientras tanto…

Niéguense a ejercer de mujeres.
Niéguense a parir.
Niéguense.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues nada, si lo dice usted, caballero, prescindamos de los depilatorios en general y las ingles, a partir de ahora, como Dios las trajo al mundo. Si los gustos de los hombres apuntan hacia pubis femeninos hirsutos al más puro estilo Yeti, pues a ello. Seamos dóciles, si nos dicen que nos rasuremos pues nos rasuramos y si nos dicen que dejemos los vellos a lo salvaje pues también. Ora bien, que no me entere yo, que a la hora de elegir hembra, la teoría pilosa que propone se va al carajo. Espero una próxima entrega defendiendo los pechos caídos frente a senos turgentes y las tripas fláccidas frente a los vientres planos. Ah, y los cuarenta y cinco frente a los veinticinco

Cayetana Altovoltaje dijo...

Sus argumentos son muy válidos pero se le olvida otra motivación, no impuesta por el macho, para la depilación genital: aumenta el placer sexual.

Unknown dijo...

Totalmente de acuerdo, si lo sabré yo¡¡¡

Jairo dijo...

Ahí si que me pilláis. De todos modos, me sorprende y me causa curiosidad a partes iguales. Ya me contarán.